Vodka-tonic, ¿el nuevo gin-tonic?
Podríamos decir que el gin-tonic es el Apple de los cócteles. Pasó de ser una bebida relacionada con señores de binóculo y puro –como los Macintosh de los 90– para conquistar rápidamente los bares más cool y las coctelerías más exclusivas y ocupar el trono de hierro de los cócteles. Su consumo llegó a ser tan alto que puso a España, junto con Filipinas, a la cabeza de los países consumidores de ginebra.
Pero tal como Apple y su iPhone alcanzaron la más alta gloria para que muchos se pasaran a la competencia, el gin-tonic está cediendo su reinado a una nueva moda que está arrasando en Estados Unidos: el vodka-tonic.
Pocos quedan al otro lado del Atlántico que no se hayan enamorado de la combinación refrescante y placentera del vodka y la tónica.
Aunque el vodka a veces es conocido por su sabor neutro, no todos son iguales. El carácter único de cada marca de vodka, que varía según sus ingredientes, su fabricación y hasta el proceso de destilación, le regalan al cóctel una personalidad única, rebosante de pequeños y sorprendentes matices.
El paso más importante para preparar el vodka-tonic ideal es elegir un buen vodka adaptado a nuestros gustos y hacernos con nuestra tónica favorita. Se empieza llenando un vaso largo con hielo y se deja enfriar. Después vertemos el vodka y echamos nuestra tónica, con una proporción de 1 a 2, adaptable al paladar de cada uno.
Para conseguir el vodka-tonic perfecto le añadiremos un chorrito de jugo de lima o limón, o directamente colocaremos una rodaja cortada en el filo o el interior del vaso.
Y ya lo tienes. Un cóctel delicioso preparado para conquistar los paladares más atrevidos y experimentados.
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