Tenemos la solución al picante

Muy a menudo hay una distancia abismal entre lo que nos conviene y lo que nos pide el cuerpo. Y es que a veces incluso los instintos nos fallan.

Se trata de una situación conocida: nos llevamos confiados un suculento pero incendiario curry a la boca, o tal vez aceptamos el reto de un amigo y atacamos envalentonados una guindilla atómica.

¿Quién no se ha sentido así alguna vez? Entre el placer y el dolor, existe una manera de atenuar los efectos del picante (Foto de Usien)

La reacción espontánea e instintiva de cualquiera de nosotros será calmar el fuego de nuestra boca con agua, cuanto más y más fría mejor, tal vez con cerveza o un refresco. ¡Mal! El agua no te ayudará, sino más bien al contrario, hará que el picor se expanda aún más.

Esta es la explicación científica: el componente activo del picante es la capsaicina, un compuesto químico hidrófobo, esto es, que no se mezcla con el agua.

Este es el aspecto de cerca de la capsaicina, esa ciudadela del dolor/placer que nos proponemos conquistar

La solución, de nuevo, tiene una base científica: bebe leche, un batido o como cualquier producto lácteo. La capsaicina sí se disuelve en la grasa, y de esta manera conseguirás arrastrar la sensación de picante de la lengua, que es donde nuestras terminaciones nerviosas más lo sufren.

Así que la próxima vez que os enfrentéis al picante, y hay muchas situaciones susceptibles de que ocurra, guardad la compostura y recordad: leche (desnatada, no), queso, helado o cualquier otro alimento alto en grasa os ayudará.

Esta apacible vaca guarda en su interior el antídoto contra el picante (Foto de Daniel Schwen)